«Tenemos que entender que el implante es un medio, no un fin» – Dr Santiago González López
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«Tenemos que entender que el implante es un medio, no un fin»

By Redacción Gaceta Dental

Dr. Félix Puche, director de la formación modular en Implantología interdisciplinaria de Oxtein

Aunque el Dr. Puche se especializó en Ortodoncia clínica, es un verdadero especialista en Odontología preventiva y un firme defensor de la Implantología interdisciplinaria. Precisamente, es director de la formación modular en esta rama, en colaboración con Oxtein. Charlamos con este todoterreno de la Odontología para analizar su papel como docente y abordar aspectos de la Implantología y la Bioestética.

—En los últimos 10 años hemos vivido la integración de la Implantología a la Odontología interdisciplinaria, de la que usted ha formado parte activamente. ¿Cuál cree que ha sido el principal beneficio de esta integración tanto para el paciente como para el profesional?
—Fundamentalmente, lo que tenemos que entender es que el implante es un medio, no un fin. El implante es la opción rehabilitadora más conservadora que existe hoy en día para un paciente edéntulo, de tal forma que elimina la necesidad de alterar la fisionomía de otros dientes; pero, sobre todo, hay que entender la Implantología como forma de obtener un anclaje para que el paciente pueda morder mejor y mover dientes a los sitios donde hace falta una vez realicemos un diagnóstico y un plan de tratamiento interdisciplinario, basados en los principios de la Bioestética. Además, también se debe entender que el implante debe ser colocado en el sitio y en la forma que respete más el hueso, la encía y la fisionomía del resto de la cara.

—En sus cursos enseña varias técnicas, ¿cuáles destacarías y por qué?
Es un curso en el cual aprendemos bien a desprogramar al paciente, a montar en el articulador, a estudiar y ver bien el caso, a analizar qué información nos da un escáner, no solo a nivel de hueso y encía, también a nivel de la ATM. Lo que más aprenden mis alumnos es a tener claro cuál va a ser el final del caso, cómo va a ser de predecible y qué estabilidad va a ser. Dentro de las técnicas implantológicas, obviamente manejamos muchísimo el plasma rico en plaquetas, el manejo de tejidos blandos para aportar tejido a la zona vestibular y manejamos mucho los osteotomos, tanto roscados como impactados. Además, también buscamos la protocolización para que funcione verdaderamente bien la carga inmediata.

—¿Qué mejoras le ha aportado trabajar y especializarte en tratamientos de carga inmediata?
La carga inmediata provee de tres cosas fundamentales al paciente, no solamente de dientes, sino que permite que esa neuromusculatura y su función se regularice y se vuelva fisonómica, fisiológica y, sobre todo, que esa fisiología empiece a funcionar desde el primer día. Esta es un arma que en muchas ocasiones no ha sido bien considerada. Yo tengo que decir que prefiero perder un implante de doce por hacer carga inmediata y tener que colocar otro implante, que el hecho de que el paciente quede edéntulo durante meses. Para mí, estar tanto tiempo sin dientes representa tener a un paciente mutilado y, en este sentido, procuramos, en prácticamente todos los casos, que el paciente salga provisionalizado de forma fija una vez colocado el sector anterior, independientemente de que sea un diente, seis u ocho.

¿Desde su experiencia y bajo su enfoque, ¿cómo cree que se podría prevenir uno de los mayores enemigos de la Implantología actual: la periimplantitis?
Creo que todavía no hay estudios serios que avalen lo que la Medicina basada en la evidencia clínica muestra todos los días, y es que gran parte de los casos de periimplantitis tienen un gran componente de sobrecarga funcional. No basta con reducir la carga de ese implante, ya que, si no nivelamos bien toda la función, va a repercutir esa carga en otro diente u otro implante, con lo cual, lo único que hacemos cuando aligeramos esa carga si no tenemos en cuenta esa posición condilar estable es repartirla y «malrepartirla» al otro lado, y eso no soluciona el problema. El problema se soluciona desprogramando al paciente, dejándole con la neuromusculatura laxa y con una posición condilar estable. Una cosa muy importante es que todos los casos acaben con guía anterior. Si hay contacto entre los dientes anteriores, superiores e inferiores, pero con la posición condilar estable. Esto es lo que da estabilidad, comodidad y eficacia masticatoria al paciente.

¿Cree que se va a generalizar el uso de la cirugía guiada en las operaciones implantológicas?
Yo creo que la cirugía guiada aporta una gran solución cuando no se trata de hacer una cirugía poco invasiva, pero le pongo la única pega de que creo que todavía no está totalmente integrada cuando se planifica esa prótesis desde el punto de vista de la posición condilar estable. Me explico: creo que se atiende mucho más a criterios histológicos de disponibilidad de hueso y de encía que es muy respetable e imprescindible. Aun así, veo más fácil poner los implantes y luego adaptar la prótesis que adaptar la colocación de implantes a una prótesis preconfigurada. Los provisionales los hacemos en clínica en mi caso, porque no siempre podemos colocar el implante donde nos gustaría a nivel oclusal, y lo que se debe procurar es ser lo mínimamente invasivo posible. Obviamente todas las ayudas son bienvenidas, desde las guías, las férulas del protésico… Pero al final creo que el sistema debe funcionar para que el paciente se pueda ir, aunque sea de forma mínima, con esa neurorelajación y esa posición condilar estable. No digo que eso no se pueda conseguir con la cirugía guiada, por supuesto que es una ayuda, pero creo que hay que integrar un poquito más ese estudio previo de la oclusión del paciente y el diseño de la férula en la colocación de los implantes por medio de cirugía guiada.

Como parte de su apuesta por la Odontología integrada, usted se ha especializado también en Bioestética, disciplina que poco a poco se va abriendo camino en nuestro país. ¿En qué consiste?
Es un concepto que surge de la naturología y que integra cuatro principios fundamentales. Para que el paciente esté bien rehabilitado, sea con ortodoncia, sea con odontología conservadora, sea con prótesis, sea con implantes… Primero, necesitamos que haya una posición condilar estable. Esto quiere decir que el cóndilo y el disco articular estén en armonía y no haya parafunción articular. Segundo, hace falta que lo que rehabilitemos mantenga una anatomía y una función anatómica correcta, con la intención de colocar implantes en pacientes con desgastes; con lo cual los dientes siguen desgastados. Eso ya produce una disarmonía que se va a manifestar de un momento a otro, por lo que el segundo principio sería que, en la rehabilitación final del paciente, la dimensión vertical de ese paciente, la altura y la morfología de sus piezas fuera íntegra. Lo tercero es lo que nosotros llamamos guía anterior. Como hemos comentado antes, se trata de que, en la realización final del paciente y en las rehabilitaciones iniciales provisionales, todo paciente disponga de la posibilidad de contactar sus dientes anteriores con esa posición condilar estable. Si te queda ese espacio que muchas veces queda cuando rehabilitamos a los pacientes, estos se desprograman. Todo esto está integrado en el cuarto punto de la Bioestética, que es que tengan unas proporciones faciales ideales. Es decir, de nada vale una boca bonita o un diseño de sonrisa fantástico que no respete o que no mejore la estética facial.

¿Hasta qué punto cree que se apuesta por la Bioestética en nuestro país? No se apuesta por ella ni en las clínicas ni en la universidad. Sin falsa modestia, diría que solamente estamos nosotros. Esta metodología no requiere grandes disponibilidades económicas ni grandes equipamientos, sino el análisis integral del paciente.
Usted imparte actualmente el curso de Implantología interdisciplinaria, auspiciado y patrocinado por Oxtein. ¿Qué representa para usted su labor como formador? Soy hijo de profesores de distintos ámbitos. En mi casa siempre nos ha gustado tanto formarnos como formar. Mi motivación es difundir lo que he aprendido durante estos 15 años, la sociedad odontológica debe estar impregnada de este conocimiento que además no inhibe ninguna otra técnica. Formar a la gente en hacer un buen diagnóstico es un deber profesional. Yo me lo tomo como tal.

Muchas de las personas que han asistido a sus formaciones creen que hay un antes y un después de haber asistido a ellas. ¿Qué es lo más importante que le intenta transmitir a tus alumnos?
Lo que comparto con ellos es el hecho de entender que no se trata de técnicas sueltas en Odontología que pretenden rehabilitar a un paciente con dientes y con hueso, sino que se trata fundamentalmente de diagnosticar, practicar, preconcebir y trabajar desde el primer día con esos criterios que hacen que el paciente esté infinitamente mejor que si solo nos limitamos a reponerle piezas.

¿Cuál es la parte más gratificante de su labor como pedagogo?
El trabajo con el alumno y con el paciente. Por supuesto, enseñamos muchos casos terminados, a 5, a 10 e incluso a 15 o 20 años vista. A muchos de estos pacientes los revisitamos, por lo que los pacientes valoran mucho que te interese saber qué ha pasado 10 años después, para valorar dónde se quedó ese resultado tan bonito que salió en la foto para analizar dónde nos podríamos haber equivocado. Mi curso es totalmente clínico, para trabajar con pacientes de forma integral y consecutiva. Eso es lo que más me gusta de mi curso.

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